miércoles, 23 de noviembre de 2011

Día 1. La mudanza.


¡Arto! ¡Estoy harto! ¿Por qué nunca nos tienen en consideración nuestros padres? Pss es igual... Nos hemos tenido que mudar, este pueblo es un asco. Este tipo de clima no me gusta, era un clima denso, un pueblo rodeado de bosque por todos lados, casi nunca hacia sol y si fuera poco un húmedo, y la mayor parte del tiempo llueve.

Mis padres me dejaron solo, y me mandaron al instituto a matricularme, era ya tarde, casi de noche, pero en fin, mejor empezar pronto… mientras, ellos fueron a hablar con sus nuevos jefes.

Llegue al instituto, y ¿cómo no? Todo el mundo me miraba raro, era el nuevo ¿Cómo me iban a mirar? Bueno… me sentía perdido ¿Dónde estaría consejería? Se me acerco un chaval y pregunto: ¿Quién eres?¿Qué haces aquí? Soy nuevo –Respondí- Bueno ¿Y que buscas? Busco consejería, ¿Podrías indicarme el camino? Me llevó sin ningún problema se despidió y se marchó.

Fui a entrar a consejería para matricularme cuando de repente tropecé con “ella”, eiii mira por dónde vas –le dije a la chica- todo se le cayó al suelo, le ayudé a recoger sus cosas y me fijé por primera vez en ella. Nunca podré olvidar la impresión que tuve de esta chica, jamás había visto una tan bella , era simplemente especial, su largo cabello ondulado moreno, esos ojos azules profundos, como diamantes observándome, como si quisiera matarme por haberle tirado las cosas al suelo, esos ojos daban la impresión de que esa chica tenía unos sentimientos ocultos, aprecié una gran profundidad en sus ojos. Estos destacaban en tu tez pálida casi blanca. Era preciosa.

Ella me preguntó mi nombre… pero apenas podía responder estaba observándola… Alejandro, pero puedes llamarme Alex. No podía evitar dejar de mirar sus ojos, como si de un hechizo se tratase, le pregunté su nombre, me ignoró o quizás simplemente no quería dármelo. Nos levantamos y cuando miré hacia donde estaba, ella ya había desaparecido. ¿Qué había pasado? En fin da igual.

Oye ¿eres Alejandro? Entra te esperábamos, entre a la consejería y me informaron que al llegar a mitad de curso estaban ya todas las plazas cogidas, y me tendría que matricular en el horario de tarde-noche. Poco después dí un paseo por el instituto para ver cómo era, y tener localizada las aulas a las que debía de ir al día siguiente. Me paré a observar, estaban entrenando los del club de futbol y animadoras fuera, ¿Quizás deba apuntarme a algún club yo por la mañana? Bueno ya me lo planteare en otro momento, mira hacia atrás, y sentí algo extraño vi una sombra desvanecerse, salí corriendo hasta casa pues no está demasiado lejos del instituto.

Camino a casa iba mirando el pueblo, demasiado tétrico para mi gusto, pero era distinto a todos los pueblos que había visto antes, el ambiente era peculiar.

Llegué a casa y hablé con mis padres, Papa este sitio no me gusta, es demasiado tétrico, a ellos no parecía importarle mucho mi opinión, comimos y nos fuimos a la cama. Bueno por lo menos la casa era mejor que el piso que vivíamos, era muy amplia, tenía un salón inmenso, con chimenea y unido a la cocina, y daba al exterior, también había cuatro habitaciones muy amplias con un cuarto de baño en la habitación mía y de mis padres,  tenía incluso un ropero en mi cuarto, me encantaba la casa, así que de esto no podía quejarme.
 Me fui a la cama y cogí mi diario y como todos los días escribí todo lo sucedido.

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